Cuando en 1995 falleció prematuramente mi padre, Enrique Fernández Peña, eché en falta conocer mejor su desarrollo profesional. En concreto, cómo llegó a ser uno de los adalides de la contabilidad y la auditoría en España cuando todavía las Big Four ni estaban ni se las esperaba. Luego, a lo largo de 25 años de trato con uno de sus mejores amigos, José María Fernández-Pirla, recientemente fallecido, fui profundizando en la relevancia de sus aportaciones a las ciencias económicas y financieras.
Muchas veces a lo largo de los más de cinco lustros desde el salto de mi progenitor al más allá, me propuse que mis hijos pudieran disponer de un texto sobre mis experiencias vitales. Es el motivo que me ha impulsado a dedicar cuantiosas horas a redactar unas memorias que en la actualidad tengo prácticamente finiquitadas. A falta, claro está, del periodo que Dios tenga previsto que siga aún por estos lares. https://www.ejecutivos.es/opinion/de-etica-nicomaco-trayectoria-manipulada